lunes, 26 de septiembre de 2011

Loma de los Ahorcados o Alto de San Lazaro

La romería al Alto de San Lázaro se celebra el primer domingo de septiembre y además en el mes de diciembre. Los promeseros ascienden la colina de la Loma de los Ahorcados o Alto de San Lázaro.

Allí pagan sus mandas a San Lázaro y a la Virgen de Chiquinquira, consistentes en salves y misas y hacen la romería y fiestas religiosas con solemne procesión.

Terminada la promesa, los campesinos salen de la ermita de San Lázaro y se encaminan a tomar chicha y a comerse los sabrosos piquetes.

En las horas de la tarde, los campesinos descienden del Alto de San Lázaro y emigran a sus ranchos.


Es costumbre de los tunjanos, el decir que cuando los indios bajan de San Lázaro, "se llevan el frío en los pies", lo cual signifíca que a partir de esa época, se inicia en Tunja una moderación de la temperatura rígida que azota los meses de julio y agosto en el crudo invierno.


Hay que tener en cuenta también, que en el mes de septiembre los indios chibchas de T unja celebran la Fiesta de la cosecha y hacían la ceremonia propiciatoria y el sacrificio de los moxas en las famosas piedras de Tras del Alto por la vía de la Loma de los Ahorcados o Alto de San Lázaro.

El 7 de agosto de 1819, en las primeras horas de la mañana, el
Libertador Simón Bolívar con su estado mayor, observó con sus anteojos de campaña, la vía que seguían las tropas españolas, comandadas por el Coronel José María Barreiro.

Desde el Alto de San Lázaro, el Libertador enrutó al Ejército Libertador para su triunfo definitivo que culminó en la Batalla del Puente de Boyacá.

Con esta Batalla, la más importante en el área septentrional de Suramérica, se facilitó el desarrollo de las Campañas de Venezuela, Quito, Perú y Alto Perú, que llevaron a la independencia definitiva de las colonias americanas en relación con la metrópoli. En ésta, la importancia del Alto de San Lázaro en la consolidación de la Libertad y la Independencia de Colombia.

En el siglo XIX, se recuerdan también las tomas militares de Tunja en las Guerras civiles, como la que ocurrió en el año 1861, cuando el General Leonardo Canal se tomó a Tunja desde el Alto de San Lázaro, en la llamada Guerra de la Semana Santa.


JUSTICIA y LIBERTAD son dos valores y fuerzas espirituales que se unen en el Alto de San Lázaro a través de la Historia.


Monumento de la Raza Indígena

En la glorieta del Norte de la ciudad de Tunja, en donde se bifurcan las vías para Sogamoso y Bucaramanga, se localiza el monumento a la Raza Indígena, con el cual se recuerda el sacrificio de Aquimín, el último Zaque de Tunja.

Según los cronistas indianos, Aquiminzaque sucedió a Quemuenchatocha en el Cacicato del Zaque de Tunja.

Los españoles hostigaban constantemente a Quemuenchatocha para que les entregara todos sus tesoros. Ante ello, el Zaque siempre hizo resistencia de silencio, pues rara vez respondía a las preguntas que le hacían; siempre el silencio ante los halagos o los rigores.


En una ocasión Quemuenchatocha dijo a los invasores: "Mi cuerpo está en vuestro poder, disponed a vuestro antojo, pero en mi voluntad mando yo".


El Zaque murió en Suesca, lleno de tristez¡ y silencio, ante la poca ayuda de los Hunzas, quienes no lo defendieron e los días de la mayor violencia en la conquista.

Los españoles nombraron a Aquimín, sobrino de Quemuenchatoch para que lo sucediera en el Zaquezasgo, y como era necesario un descendiente, los Hunzas consideraban muy importante buscar la esposa apropiada y realizar el matrimonio lo más pronto posible. La mujer escogida fue la hija del Cacique de Gámeza.

La noticia del matrimonio fue muy acogida por todos los Hunzas y los cacicatos vecinos; y para su celebración se hicieron grandes preparatos, varias comisiones de pueblos vecinos se trasladaron a Tunja.

Los españoles pensaron que se estaba preparando una insurrección indígena; pues se estaban presentando varias rebeliones contra los conquistadores; entre ellas, las de los indios muzos, sutas, saboyaes, motilones, panches y otros.




El problema principal era la escasez de las armas para afrontar la gran sublevación que se creía iba a ocurrir, como la que acaeció en México con Hernán Cortés en la llamada
"Noche Triste".

El conquistador
Hernán Pérez de Quesada y los miembros de la Hueste hispánica, decidieron eliminar a los caciques indígenas, posibles autores de la insurrección aborigen, según ellos era indispensa hacer justicia contra los subversivos indígenas, y dar él escarmiento para los conquistadores.

La decapitación de Aquiminzaquey sus caciques amigos se decretó en el año 1540 en la plaza mayor de Tunja, ante la picota, símbolo de la justicia hispánica.


El conquistador Hernán Pérez de Quesada envió a sus capitanes para que comunicaran al Zaque ,Aquimín sobre la última decisión. Con tranquilidad, el último Zaque de Tunja dijo a los emisarios:


"Dí a vuestro general, que le debo el gran valor de quitarme de una vez y para siempre una vida que diariamente me quitaba; y puesto que me hizo cristiano al robarme el poder temporal, no apresure tanto la muerte, ya que lo eterno nunca podrá robármelo". Y con una sonrisa de ironía despidió a los enviados que le trajeron la noticia de su muerte próxima.

Al día siguiente, en la plaza de Tunja, en presencia de todo el pueblo muisca y de los conquistadores españoles fueron decapitados Aquimín, el último Zaque de Tunja y los caciques de Toca, Samacá, Turmequé Suta y Boyacá, y otros indígenas. A otros caciques e indígenas se les dio tormento.


Así fue decapitado el último Zaque de Tunja con sus compañeros caciques muiscas. El pueblo muisca de Tunja calló ante este sacrificio; fue el silencio de la raza derrotada ante la conquista española.

como un homenaje a Aquimín, el último Zaque de Tunja, fue realizado por el escultor zipaquireño Don Miguel Sopó Duque en el año 1964.


Consta de las siguientes figuras: un hombre caído que simboliza el Cacique Aquiminzaque¡ una mujer de pie que simboliza la sangre aborigen, representada en Adeizagá, la hija del Cacique de Gámeza, la prometida para su matrimonio en Tunja.


El Paredón de los Mártires

Uno de los monumentos históricos de Tunja que es testimonio en especial del Régimen del Terror en la Guerra de Independencia en el Nuevo Reino de Granada es el Paredón de los Mártires que se encuentra ubicado en el costado norte del Bosque de la República.

Es célebre porque allí fueron fusilados los Gobernadores de la Provincia de Tunja José Cayetano Vásquez y Juan Nepomuceno Niño; y además el Teniente Coronel José Ramón Lineros el29 de noviembre de 1816.

El Régimen del Terror

En los años comprendidos entre 1815 y 1819 el Nuevo Reino de Granada recibió el impacto de la Reconquista Española en la cual se manifestó el interés del gobierno español por atraerse de nuevo a sus colonias adoptando la defensa de su derecho adquirido por la conquista.


La reconquista fue encomendada al pacificador
Pablo Morillo jefe supremo de la Expedición Pacificadora, cuya misión fue poner paz en las colonias separatistas y exigir la sumisión de los vasallos americanos.

Después de la invasión pacificadora en la Nueva Granada y la toma de Santafé de Bogotá, el General. Morillo estableció tres instituciones, con las cuales se restableció régimen colonial:
El Tribunal de Purificación. la Junta de Secuestros y el Consejo de Guerra Permanente.

El método utilizado en la pacificación fue el terrorismo, conformándose lo quee se ha denominado tradicionalmente "RÉGIMEN DEL TERROR", sistema utilizado desde siglos anteriores, tendiente a pacificar por la fuerza a los dominios coloniales.

El Fusilamiento de los Mártires en el Paredón

Cuentan las crónicas de la Independencia, que el 29 de noviembre de 1816, día de mercado en Tunja, se hizo un desfile por la plaza con tres mártires granadinos:
Vásquez, Niño y el Teniente Coronel José Ramón Lineros; éste último reo natural de Villa de las Palmas.

Este desfile estuvo precedido por tres ataúdes y sacerdotes franciscanos. Los frailes llevaron el Santo Cristo de la Iglesia de San Francisco. llamado desde entonces el "Cristo de los Mártires".


Para su fusilamiento se escogió el solar situado frente a la Iglesia de San Laureano, a donde llegó el desfile después de partir de la casa de la Torre y pasar por el Templo de San Ignacio, a los Mártires se les hizo arrodillar para recibir la absolución y se les ató a los banquillos.


Un toque de tambor señaló el último instante de los dos últimos gobernantes patriotas de Tunja. En la descarga de fusilería, un taco encendido prendió la hoguera del Doctor Niño, y las llamas consumieron la parte superior del cuerpo.


El Paredón de los Mártires

Los restos de los Mártires de Tunja fueron enterrados en fosa común en la Iglesia de San Laureano y después llevados a la Catedral de Tunja.

Otros Sitios Representativos

Los Cojines del Zaque

Uno de los adoratorios solares de los Muiscas o Chibchas en el Altiplano Cundiboyacense fueron los Cojines del Zaque o de Tunja, los mismos que los españoles llamaron Cojines del Diablo por su relación con el ritual religioso.

Este monumento indígena se localiza en el Occidente de la ciudad de Tunja, al iniciarse el Alto de San Lázaro o "Loma de los Ahorcados" y cerca de la vía que va a Villa de Leyva.

Los Cojines del Zaque son dos piedras en forma circular, talladas en una roca de gran dimensión por los indios Chibchas.


Este monumento era un adoratorio solar en donde todos los días en las horas de la madrugada, el Zaque o Cacique de Hunza junto con los jeques o sacerdotes Muiscas y numerosos indígenas se concentraban para adorar al SOL el astro rey y esperar su salida por el Oriente con gran veneración.

Desde allí, Los Muiscas observaban los astros, se orientaban en relación con el sol e interpretaban el orden en la naturaleza con especial interés hacia las siembras
y las cosechas.

Los Cojines del Zaque

El mito de los dos caciques


Según las creencias indígenas de estas tierras en el principio del mundo todo se encontraba en completa oscuridad y solamente existían dos caciques: El de Sogamoso o Iraka y su sobrino el Cacique Ramiriquí.


Para poblar la tierra determinaron hacer todas las personas: a los hombres de tierra amarilla y a las mujeres de hierbas y tallos huecos y verdes.


Como todo era oscuridad el cacique de Sogamoso ordenó a su sobrino que subiera al cielo y se convirtiera en SOL para alumbrar al mundo, lo cual hizo. Sin embargo como esa luz no bastaba para alumbrar la noche el mismo cacique Sogamoso se convirtió en LUNA y en su conmemoración solar y lunar, los Muiscas celebran anualmente la
Fiesta del Huán.

El rito solar en los cojines

Todas las madrugadas el Zaque de Hunza era llevado a los Cojines en lujosas andas. rodeado de los Jeques e Indígenas y de numerosos músicos que amenizaban el recorrido con música y ritmos al son de flautas, fotutos, pitos, trompetas, caracoles y tambores.


Desde el cercado de Quimuinza en donde se encontraba el gran bohío o Palacio del Zaque (hoy Convento de San Agustín y Parque Pinzón), seguía la procesión religiosa para dar la bienvenida al astro rey utilizando una gran calzada de piedra o avenida Que terminaba precisamente en los Cojines del Zaque.

Cuando salía el SOL en el firmamento por el Oriente en línea hacia Ramiriquí el Zaque de Hunza se arrodillaba en las dos piedras sagradas y oraba en común unión con los sacerdotes muiscas y con las gentes devotas de la divinidad solar.


Los aborígenes oraban, cantaban. danzaban y en algunos días especiales hacían los sacrificios de Los Moxas, que eran niños de 12 años consagrados al sol, a quienes se les sacaba el corazón como una ofrenda sagrada a Xué o Zuhé el astro rey; con su sangre se rociaba n las piedras sagradas de los Cojines del Zaque. La selección Que se hacía entre los niños para ser consagrados como "moxas" se convirtió en un sello de gran dignidad y de apetencia de los candidatos.

La fiesta de las siembras y las cosechas

En los Cojines del Zaque y en las piedras pintadas Tras del Alto, Los Muiscas celebraban las fiestas rituales de las siembras en marzo y de las cosechas en septiembre y hacían ritos especiales de la fertilidad para atraer la bendición de los dioses.


En estas fiestas los indígenas bailaban en grupo, asidos todos de las manos, llevando el compás con los pies y cantando al son de flautas y fotutos. Tenían en medio las múcuras de chicha de donde algunas mujeres que estaban dentro del corro, no se descuidaban de darles de beber.


El Pozo de Hunzahúa (El Pozo de Donato)


El Pozo de Hunzahúa (El Pozo de Donato)

Uno de los lugares sagrados de los Chibchas en Tunja y que hoy es supervivencia de nuestro pueblo aborigen, es el POZO DE HUNZAHUA, llamado también POZO DE DONATO, nombre que recibió en la época colonial como recuerdo del fracaso del intento de desagüe que hizo el capitán español Jerónimo Donato de Rojas en el siglo XVII.

Este lugar fue sagrado para los Muiscas por el culto que le rendían a las lagunas; por haber surgido mitológicamente de los amores incestuosos de Hunzahúa, el primer Zaque de Tunja, con su hermana; por haberse construido en sus tierras aledañas el Templo de Goranchacha en honor al Sol; y un lugar histórico que recuerda el tesoro de Quemuenchatocha en la conquista hispánica de Tunja.

Es una pequeña laguna con fuentes freáticas, cuyas aguas corren profundas en el subsuelo de Tunja y cuyos orígenes primigenios se pierden en el tiempo y en las supervivencias míticas y arqueológicas. Se encuentra localizada hacia el norte de la ciudad de Tunja, en los predios de la Universidad.

El Mito de Hunzahúa y el nacimiento del Pozo de Donato

De acuerdo con las tradiciones muiscas. el primer Zaque de Tunja fue HUNZAHÚA, quien se distinguió por su gobierno fuerte, el cual fue temido por ros súbditos.


Cuenta la tradición mitológica que Hunzahúa se enamoró de su hermana, haciéndose caso omiso del incesto, que era prohibido entre los Chibchas. Buscando algodón para las telas y arcilla para la cerámica, los hermanos viajaron a Chipatae en donde en arrebato de amor incestuoso se hicieron esposos.

La cacica madre al tener conocimiento del grave pecado de los dos hermanos, quiso castigar a su hija con la "sana" o sea el palo para revolver la chicha, pero la hija enamorada dio vueltas en torno a la vasija con gran facilidad.


En un arranque de ira, la cacica madre lanzó la sana y rompió la múcura llena de chicha, la cual se fue regando abundantemente para formar un gran pozo, el que es llamado actualmente en Tunja, "Pozo de Hunzahúa".

Cuando Hunzahúa bajó de los Cojines del Zaque, después de su ceremonia matinal en homenaje al Sol, encontró en su cercado la triste realidad de su pecado y en sus alrededores una muchedumbre que protestaba contra los incestuosos hermanos.

Los hermanos enamorados decidieron dejar definitivamente a Tunja y no sabiendo por dónde mejor guiarse, Hunzahúa arrojó una tiradera al aire que les señaló el camino hasta Susa. Allí la hermana incestuosa tuvo un niño que se convirtió en piedra y fue dejado en una cueva.


Siguiendo la guía de la tiradera llegaron a las tierras de Bacatá y pasaron por debajo del
Salto del Tequendama, en donde cansados y desilusionados determinaron convertirse en dos piedras que hoy están en la mitad del río.





El Tesoro de Quemuenchatocha

El Pozo de Hunzahúa es recordado también, como el lugar en donde el Zaque Quemuenchatocha escondió sus tesoros, ocultándose del afán de oro de los conquistadores españoles.


El Zaque mandó echar su gran tesoro de oro y esmeraldas en el Pozo de Hunzahúa, llevados en petacas de mano en mano de centenares de aborígenes, desde el cercado de Quimuinza (actualmente Convento de San Agustín), hasta la laguna sagrada.


De acuerdo con las tradiciones indígenas, la mayor parte del tesoro quedó en el fondo de la laguna, que hidrográfica y geológicamente es una fuente freática.

En busca del tesoro de Quemuenchatocha se hicieron varios intentos de desecamiento de la laguna. Uno de ellos lo hizo don
Jerónimo Donato de Rojas en el siglo XVII y cuentan las tradiciones que gastó consiaerables sumas de dinero y puso muchos obreros sin alcanzar ningún resultado favorable; los tunjanos le dieron el nombre de POZO DE DONATO.

Dicen los tunjanos Que cuando una deuda no se paga en Tunja, "Cayó al POZO DE DONATO", es decir, se perdió para siempre.


También narra la leyenda tunjana que en el fondo del Pozo hay una larga viga de oro tendida horizontalmente por debajo de la tierra desde el lago hasta la Catearal de Tunja; si se dan fuertes golpes con un pesado martillo sobre la viga, al momento tiembla en la Catedral.

Museos

Museo de Historia Natural - UPTC

El Museo de Historia Natural "Luís Gonzalo Andrade", fundado en el año de 1961, es reconocido a nivel nacional e internacional, gracias a la organización de red de museos ACOM–ICO, y registrado como colección biológica con fines científicos ante el Instituto Alexander von Humboldt, según legislación establecida por el Ministerio del Medio Ambiente en la Resolución Nº 1115 de 2000, y es considerado Patrimonio Nacional.

Museo de Historia Natural - UPTC

El Museo cuenta con secciones organizadas en tres salas de exhibición permanente:

  1. Colección de aves con 18 órdenes y 51 familias, se destaca como especie amenazada el cóndor andino.
  2. Colección de mamíferos con 8 órdenes y 25 familias, con ejemplares como el oso perezoso tres dedos y el zorro perruno.
  3. Colección de reptiles con familias como Boidae y Chelidae; de invertebrados entre los cuales se encuentran coleópteros y lepidópteros del género Morpho; y de estructuras óseas como la colección de piezas dentarias y de cráneos.


Se destaca la colección especial de mamíferos teratológicos (5) y la de montajes en líquido preservativo (238), entre ellos invertebrados marinos, dulceacuícolas, terrestres, sistemas nerviosos, circulatorios, gestación humana y desarrollo metamórfico.

Además, posee una colección de referencia en peces, aves e insectos.


Museo Arqueológico de Tunja – UPTC

Museo Arqueológico  de Tunja - UPTC


Es uno de los museos que se dedica a la investigación y aporte a la antropología en Colombia, su ubicación estratégica en el altiplano boyacense permite explorar las culturas precolombinas que vivieron en esta región, en especial la cultura Muísca, destacada por las leyendas del Dorado y su poblamiento en la tierra.

La colección enfoca la fisionomía, las modificaciones que se realizaban al cuerpo como lo son las narigueras y adornos; también las pinturas faciales y corporales.

Los alimentos que se cosechaban, utensilios, cerámica y orfebrería, se explican de una forma didáctica y eficaz.

La fauna hace parte de esta colección, al igual que la representación de formas de enterramiento y el por que la momificación de algunos de ellos.

Templo de San Laureano

Templo de San Laureano

Es la ermita más antigua construida en Tunja en 1566. El Cabildo de Tunja ordenó la construcción de una capilla posa a la orilla del camino que conducía de Tunja a Santafé.

El Arzobispo Luís Zapata de Cárdenas la bendijo en 1574. En 1635 fue entregada a los religiosos Agustinos Recoletos, quienes estuvieron allí hasta mediados del Siglo XIX.

El Templo es el característico de la época colonial; de una sola nave y muros de tapia pisada. En la fachada se distinguen dos espadañas de factura colonial.


En la iglesia se encuentra el cuadro de San Bartolomé; asimismo, un cuadro de San Laureano. El cuadro de la Predicación de San Francisco fue pintado por el artista
Alonso Fernández de Herediaen 1682.

También es bello el cuadro del Santo Ecce Horno con marco en talla de madera dorada con decoración especial manierista.


En la parroquia de San Laureano se realiza la romería a San Bartolomé, el último domingo de agosto, con gran participación del pueblo tunjano.


Iglesia de Las Nieves

La iglesia colonial fue construida en el año 1600 por orden de la familia Sanabria. En el siglo XX se destruyó para construir la nueva Iglesia de Las Nieves, que conserva algunos altares y cuadros del templo colonial.

En esta iglesia destacamos sus bellos altares coloniales, sus ornamentos con brocados de oro, los candelabros tallados en madera y dorados, los atriles de plata y la bella pila bautismal.

Es la parroquia de Ias Nieves se venera el Señor de la Columna, cuya romería se realiza en septiembre, con la participación de numerosas gentes de Tunja y de sus pueblos vecinos.


Iglesia de Las Nieves

En la misma destacamos el bello cuadro de la Patrona, Nuestra Señora de Las Nieves. En el año 1623 las autoridades eclesiásticas del Arzobispado de Santafé, elevaron a parroquia la Iglesia de Las Nieves de Tunja.

La Comunidad de los
Padres Salesianos modernizó la iglesia, conservando las principales joyas artísticas, pictóricas y escultorescas, como herencia hispánica.

Templo de San Lázaro

Templo de San Lázaro

Está ubicado en el Alto de San Lázaro, en la colina occidental de Tunja. Fue construido para recordar la visita de la Virgen de Chiquinquirá a Tunja, en dos momentos cuando se generalizó la peste, que diezmó su población.

La capilla que fue ordenada por acta de Cabildo el 4 de enero de 1650, es decir, 111 años después de la fundación de la ciudad. Se venera la figura de San Lázaro, pintura al óleo sobre lienzo de Siglo XVII; así mismo el cuadro de la Virgen que dio origen a la creación de la iglesia, movida por las oportunidades en que trajeron el cuadro original de Chiquinquirá y ñie colocado allí con el objeto de curar
varias epidemias de peste.

La romería se realiza el primer domingo de septiembre; asimismo, el cuadro de la Virgen de Chiquinquirá.


Es una de las ermitas más característica de la época hispánica, de estilo sencillo y en tipo de iglesia posa.

Retablo Principal
Confeccionado en madera tallada y hojillado en oro; en los paramentos del presbiterio se encuentran óleos con pasajes de la vida
de la Virgen, separados por pilastrillas.

Arco toral con pilas tras tripartitas, conjunto hojillado en oro y rematado por óleo del
Siglo XVII; artesonado decorado con casetones y hojas de llantén que integran el conjunto Barroco.


Iglesia de Santa Bárbara

Este templo fue construido en las primeras décadas del Siglo XVII en el año 1623 fue convertida en parroquia. Tuvo tres cofradías: la de la Virgen del Pilar, la de Santa Bárbara y la de las Ánimas.


Iglesia de Santa Bárbara

Lo más bello de esta iglesia son sus altares, el arco toral, el artesonado y los cuadros coloniales.

El arco toral presenta incrustaciones de madera con decoraciones de elementos vegetales. En las techumbres encontramos florones con racimos o plantas tetrafoliadas; casetones hexagonales, octogonales y cruciformes.

En Santa Bárbara se venera una pequeña estatua de «La Pilarica», copia en miniatura de Nuestra Señora del Pilar, de Zaragoza; fue la patrona de Tunja durante la Colonia. También se venera una pequeña escultura del Niño Dios, donada por el
Pbro. Bachiller Antonio de Ayala Maldonado.

Entre los cuadros destacamos los de San Ricardo y San Edilverga; y un cuadro de la Inmaculada, pintado en 1703.


Templo de Santa Clara La Real

Templo de Santa Clara La Real

Es una de las joyas arquitectónicas más bellas de Tunja, que superviven del período hispánico. Su construcción se inició en el año 1571, cuando se fundó el primer convento de monjas que se estableció en el territorio nacional. Su fundador fue don Francisco Salguero con su esposa Juana Macías de Figueroa.

En la capilla de Santa Clara hay altares bien tallados y cuadros antiguos de Santa Clara y de San Bernardino de Sena; igualmente obras de los pintores Vásquez Arce y Ceballos, los artistas Figueroa y otros.

Según el crítico del arte
Santiago Sebastián: La Iglesia de Santa Clara tiene «una planta muy sencilla, a base de una sola nave, con testero plano y arco toral apuntado, que pudiera derivar de San Francisco de Quito en opinión de Buschiazzo». «La nave longitudinal está cubierta en forma de artesa a cuatro aguas, y sobre fondo rojo destaca una combinación de octógonos y rombos de madera dorada, los cuales enmarcan las típicas mazorcas y cruces.

En el arco toral se repiten los mismos motivos vegetales de la Capilla del Rosario; las hojas dispuestas radialmente no parten de la arquivolta sino de la rosca. Las pilastras del arco toral están decoradas con unas guirnaldas y el águila bicéfala del escudo de Tunja; en lugar de esta ave el artista parece haber estilizado un ave del país, una garza, en opinión de Marco Dorta, a juzgar por la longitud de las patas.


En la techumbre se destaca el SOL, un motivo cristiano que atrajo a los indígenas de las regiones aledañas a Tunja, en la misma forma, se presenta una ornamentación mudéjar que es clásica de esta Iglesia en Tunja.

El Templo de Santa Clara La Real es célebre por la celda de la
Madre Francisca Josefa de la Concepción del Castillo y Guevara, la Madre Castillo, considerada la mejor escritora mística y ascética de la época hispánica.


Templo del Topo

Es una iglesia colonial que se construyó en el Siglo XVII. Consagrado a Nuestra Señora de los Dolores del Topo inciado en 1683, actualmente ostenta denominación de Santuario y se venera la Virgen del Milagro al cuidado de la Comunidad de la Inmaculada Concepción, monjas de clausura instaladas en ese lugar en 1880.

Templo del Topo

Quines llevaron la milagrosa imagen en óleo sobre lienzo de autor anónimo del siglo XVI, renovda a mediados del Siglo XVII, en el convento original de las concepcionistas que fuera fundado en la ciudad en 1599.

En cuanto a la Arquitectura a la Arquitectura , la Iglesia es de tipo conventual de forma rectangular de una sola nave en de testero plano

El cuadro de la Virgen de los Dolores de El Topo, corresponde a la veneración que se hizo a esta imagen en El Topo, cerca a Muzo, es la patrona de los canónigos de Bogotá.

En el Templo de El Topo se venera a la Virgen del Milagro, que se apareció milagrosamente en el antiguo Convento de las Concepcionistas el 24 de agosto de 1628. La Virgen del Milagro es la patrona de la Arquidiócesis de Tunja.

Este Templo tiene una sola nave rectangular, de testero plano. El techo está cubierto con numerosos adornos de flores y hojas de madera dorada.


Es de gran significación el retablo mayor del Topo, ejemplo del arte barroco del Siglo XVIII.


Destacamos la restauración que hizo en la segunda mitad del Siglo XX, el reverendo padre
Ernesto Reyes Sarmiento.

Templo y Convento de San Francisco

El Templo de San Francisco y el Convento bajo la advocación de Santa María Magdalena fueron construidos en la década de los Setenta del Siglo XVI los trabajos se iniciaron en el año 1572, con la ayuda de la Comunidad de los Franciscanos, la Corona Real, los encomenderos tunjanos y nativos de la región. Es uno de los templos más antiguos de la ciudad de Tunja.

El estilo mudéjar se puede apreciar en el Claustro en las arcadas de medio punto, levemente tímidas cuyo trazado se aproxima al de la herradura, sustentadas sobre columnas y cornisas de piedra labrada, esbelto sobre manera, gracias al contraste de sus dos pisos, el primero más alto que el segundo y éste descansando sobre capiteles típicos de la arquitectura toscana, según Fray Tarcisio Sarmiento León, dio peculiar originalidad y belleza respecto de otras edificaciones coloniales del lugar".


Templo y Convento de San Francisco


El Convento de San Francisco fue uno de los más importantes del Nuevo Reino de Granada. En el Siglo XVI se convirtió en centro evangelizador desde Tunja a la región de su influencia, en las doctrinas de Motavita, Firavitoba, Iza, Socotá, Tota, Toca, Cuítiva, Sogamoso y Monguí.

En este Convento existió Casa de Estudios y Noviciado. Allí estuvo el cronista indiano
Fray Pedro Simón, autor de su célebre obra Noticias Historiales, una de las más importantes para el estudio de la conquista y colonización del Nuevo Reino de Granada.

Una de las joyas arquitectónicas más bellas de la Iglesia es la portada en piedra, cuyos soportes los integran dos pilastras donde descansa un arco de medio punto, en cuya clave está esculpido un bajo-relieve una cruz con el monograma JHS. También se encuentra un escudo de la Comunidad Franciscana, con adornos en su bordura de reminiscencia gótica.

En la sacristía se encontró un retrato al óleo con la inscripción: U. M.R.P. Fr. Luis Mayorca, fundador de esta Iglesia y Convento de Santa María Magdalena de Tunja, 1572". .

Los más hermosos altares con tallas en madera se encuentran en el Templo de San Francisco en T unja; uno de ellos es el Altar de los Pelícanos, elaborado en el Siglo XVIII por el maestro
Pedro Caballero; corresponde a esta obra de arte, el Altar de Nuestra Señora de las Angustias.

Una de las joyas escultóricas más hermosas de la Iglesia es la Estatua de San Francisco; considerada como una maravilla de Tunja. Esta obra de origen sevillano tiene incrustaciones de rubíes que representan los estigmas del costado, las manos y los pies. Entre sus obras pictóricas destacamos la pintura de Santa María Magdalena del maestro italiano
Angelino Medoro.

Otras obras valiosas son: El lienzo de
San Pedro de Alcántara, la colección de los doce apóstoles en óleo, la bella obra de San Roque del artista Medoro y otras. En el Museo de San Francisco se encuentran numerosas obras escultóricas y pictóricas que se han conservado a través de los años.

El Convento de San Francisco tuvo numerosas vicisitudes desde la segunda mitad del Siglo XIX, después de las leyes de la desamortización de Bienes de Manos Muertas.


Los Padres Franciscanos fueron expulsados del Convento y el claustro fue destinado en cuartel del Batallón Bolívar; posteriormente fue destinado para sede de la Escuela Normal de Señoritas de Tunja, y más tarde cedido a la Beneficencia de Boyacá, para ser demolido en su mayor parte, y en la cual se construyó el Hotel Hunza en el año 1965.


Parte del Convento se salvó de la piqueta, por estar en posesión de los Franciscanos y al servicio del templo. Una gran polémica desató en Tunja y en Colombia la demolición del Claustro de San Francisco de Tunja; sin embargo, la destrucción se hizo en gran parte, y de sus ruinas surgió una construcción moderna que ha servido para el turismo nacional e internacional.


Con ocasión del Quinto Centenario de la Evangelización en América en el año 1992, los Padres Franciscanos hicieron una restauración de acuerdo con las nuevas tendencias, como las que hoy conocemos sobre el Claustro y el Templo, uno de los más antiguos de Tunja.


Templo de San Ignacio


Templo de San Ignacio


Corresponde a la Compañía de Jesús que llegó a T unja en el año 1611 en el Siglo XVII. En el año 1614 estuvo en Tunja San Pedro Claver, en su año de probación, pues este Convento Jesuita tuvo importancia a nivel nacional.

Inicialmente se construyó el Convento, en el lugar que hoy ocupa el Colegio de Boyacá; contiguo a éste se construyó la Iglesia de San Ignacio, con una gran nave central con presbiterio poco profundo y, en lugar de capillas, dos naves laterales más bajas.

El altar mayor es tallado en madera; en el centro un pequeño tabernáculo de acabado primoroso; son de valor artístico los cuadros escultóricos del retablo mayor. En la decoración de los fustes encontramos decorados con grutescos vegetales y en las demás columnas, estrías verticales con formas diversas.


Uno de los cuadros más bellos en el Templo de San Ignacio es el de San Ignacio ante la aparición de Jesús, en un altar de grandes dimensiones de cedro negro y de preciosa talla antigua.


Durante muchos años estuvo en este templo la escultura de San Antonio, realizada en el Siglo XVIII por el artista jesuita
Pedro Laboria. En la misma forma, el Cristo crucificado que aparece en el Templo desde 1616, en la época del noviciado jesuítico.

La portada de piedra del Templo de San Ignacio, es considerada también como una joya del Siglo XVII. Sobre la cornisa y dentro de un triángulo, dice en abreviaturas en latín: «Alabado sea el hombre del Señor Jesús para sIempre».

El Convento de los Jesuitas fue destinado para el Colegio de Boyacá desde el año 1835, pues antes, dicho Colegio y Universidad de Boyacá estuvieron en el Claustro de San Agustín.


Desde 1835, el Colegio de Boyacá ha realizado sus actividades educativas en los diversos niveles: Primaria, Secundaria y Universidad de Boyacá; ésta última hasta el año 1930. El Colegio de Boyacá fue fundado por el Vicepresidente
Francisco de Paula Santander en el año 1822; es el claustro educativo de mayores dimensiones en la formación de las generaciones boyacenses.